Hoy, 23 de enero, con motivo de la muerte de Salvador Dalí en 1989, es importante recordar a este hombre de quien no nos damos cuenta de cuanto esté  presente entre nosotros.

Todos  los conocen por sus cuadros, otros por sus citaciones  o por sus característicos bigotes.

A diferencia de lo que imaginamos, Dalí era un joven como nosotros, animado por la imaginación, la fantasía y los sueños, es decir con la cabeza entre las nubes, pero era un joven muy brillante. Egocéntrico, seguro de sí mismo, le gustaba considerarse un genio y era dotado de una sana locura.

De hecho, fue él quien pintó los relojes derretidos,  de “la persistencia de la memoria”. Una pintura con un significado muy profundo: el  paso del tiempo. Cada uno de nosotros es, conscientemente o inconscientemente, agredido por el tiempo, hay quien se preocupa constantemente por él y quien logra manejarlo. Puede ser que el tiempo real transmitió a Dalí  un poco de angustia.  Por eso, con su pintura, decidió representar su interioridad con un paisaje desértico junto al mar. Se pintó a sí mismo en medio de la imagen como una criatura misteriosa con un reloj derretido sobre él. Luego puso una superficie en la que hay un reloj derretido y un olivo seco sobre el que se derrite otro reloj . Además pintó un particular reloj rojo, el único que no se derrite, con hormigas que lo devoran.

Dalí con esta pintura quiso representar lo que es una preocupación real, no solo suya, sino de todos . Para vivir a tiempo completo, necesitamos concentrarnos en el presente en lo que un hombre puede ejercer su voluntad, disfrutando del momento.

De contra, hoy en día, marcamos el tiempo de forma rigurosa, midiéndolo en segundos, minutos, horas, días, intentando cuantificar una dimensión que es objetiva y fija.  Intentamos organizar, planificar y controlar la vida cotidiana, asegurándonos que nuestras preocupaciones y obsesiones nos impidan vivir con serenidad el hoy.

Actualmente, debido a la situación pandémica, no estamos administrando nuestro tiempo de la mejor manera. Pero sería importante pensar en cómo nos gustaría pasarlo después de todo esto.

Mientras tanto tendríamos que aprovechar de cada momento y,  porqué no, según el lema de Dalí La vida es demasiado corta como para pasar inadvertida.

 

Aprea Elisabetta, Bisbiglio Martina