A pesar de lo que muchos piensan, las lenguas románicas, como el español, el italiano y el francés por ejemplo, no derivan sólo y exclusivamente del latín, por el contrario, presentan una fuerte influencia del árabe y de otros idiomas antiguos.

Esto se explica a través de la historia de la península ibérica, en la que se sitúa España, de hecho durante ocho siglos de la Edad Media los moriscos, es decir los árabes, ocuparon estos territorios que renombraron ‘al-Ándalusʼ, sólo la región montañosa del Norte quedó en manos de los católicos.

Fuente de esta denominación e influencia arabófona es una obra literaria medieval llamada ‘Cantar de mio Cidʼ, un cantar de gesta anónimo que cuenta la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el ‘Cid Campeadorʼ quien, después de ser desterrado del reino de Castilla por el rey Alfonso VI, se convirtió en el símbolo de la célebre Reconquista, durante la cual los reinos cristianos lucharon para tomar los territorios de la península ibérica que eran en manos de los moriscos.

Durante estos años fue fundada la antigua Escuela de Traductores de Toledo que se reveló ser de fundamental importancia para la constitución de la modernidad a través de la difusión de estas traducciones en todo el continente y supuso el punto de encuentro del pensamiento clásico y del pensamiento árabe y musulmán. Entonces, gracias al gran trabajo de traductores como Domingo Gundisalvo y Gerardo de Cremona, se lograron traducir e interpretar conocimientos antiguos como escritos científicos y filosóficos del árabe al latín inspirados por la cultura griega.

En 1478 los reyes católicos, o sea Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, impusieron el tribunal de la Inquisición que decretó la expulsión de España de los musulmanes que no se convirtieron al catolicismo.

La permanencia de los árabes fue aún muy importante para el desarrollo económico y social, en particular en los campos de: la agricultura, la medicina, las matemáticas, la música (fueron los moriscos a introducir la guitarra en la península española), de la arquitectura y sobre todo en el campo lingüístico.

Efectivamente en el idioma español hay más de 4000 arabismos, o sea términos que derivan directamente del árabe. Entre estas hay palabras como: alfombra, almohada, zanahoria, barrio, rincón, loco, naranja, hasta, ojalá, Andalucía, Murcia y Alcalá.

Además hay otras palabras originariamente árabes que se han mantenido no solo en español, sino también en italiano como: café, alcohol, tabaco, aceite, azúcar, limón, álgebra, matemáticas, cero, algoritmo, azul, dado, taza, asesino y jirafa.

Para concluir, la verdad es que, aún no lo parezca, nuestra cultura tiene mucho que ver con el mundo árabe y eso debería recordarnos que todos estamos conectados histórica y lingüísticamente, y entonces deberíamos respetarnos más los unos a los otros.