– RIMA XLIV –

Como en un libro abierto

leo de tus pupilas en el fondo;

¿a qué fingir el labio

risas que se desmienten con los ojos?

 

¡Llora! No te avergüences

de confesar que me quisiste un poco.

¡Llora! Nadie nos mira.

Ya ves; yo soy un hombre… iy también lloro!

 

Dos estrofas, ocho versos, comparaciones, paralelismos y gritos que se propagan desde el fundo más bajo del alma de un poeta… de Bécquer.

Antes de todo, Gustavo Adolfo Bécquer, originario de Sevilla, fue, junto con Rosalía de Castro, una de las figuras más destacadas del Posromanticismo español.

El poema mencionado anteriormente forma parte de su obra cumbre “Rimas”.

Se trata de una de las recopilaciones más extraordinarias de la literatura universal, ya que tras su estilo rico y engañoso, pero sobre todo gracias a su inmensa sensibilidad y empatía, anticipó rasgos y temas de la literatura de finales del siglo, es decir, del Modernismo.

De todas formas, la Rima XLIV, representa uno de los milagros de la literatura porque nos ayuda a comprender, en primera instancia, la compleja e innovadora figura de Bécquer, mientras que, por otro lado, nos echa una mano también a la hora de empezar a crecer y a ser conscientes de nosotros mismos.

Para analizar mejor el poema, primero hace falta decir que se puede dividir en dos partes.

En la primera estrofa Bécquer afirma que es imposible fingir estar contentos cuando lo único que querríamos hacer es llenar nuestros párpados de lágrimas y dejarnos llevar por la tristeza.

Luego, en la segunda estrofa, el poeta anima al lector a llorar cuando crea que es necesario, con tal de desahogarse.

De lo que se acaba de mencionar, se desprende que el tema central de esta rima es la tristeza que a menudo nos obligamos a reprimir.

<< Ya ves; yo soy un hombre… iy también lloro! >> en este último verso es posible encontrar la verdadera esencia del poema y sobre todo su conexión con el presente.

En estas palabras se halla la sensibilidad de un hombre que a través de la poesía decidió mostrarse sin velos, sin temor y sin miedo.

Esta rima constituye un  gran mensaje de vida que todos los seres humanos, en particular los  varones, deberían abrazar, ya que casi siempre los chicos están atemorizados de hablar o de hacer cualquier cosa, porque tienen miedo de que esto disminuya su virilidad y hombría.

¡Ya basta con estas tonterías y argumentaciones sin principio! La rima de Bécquer es la prueba del fracaso de la sociedad contemporánea y de sus ciudadanos.

Si el poeta sevillano fue capaz de escribir estos versos, dejando una huella tan cercana a nuestro siglo, significa que se debería empezar a reflexionar sobre estos aspectos de la vida y sobre las verdaderas necesidades que la caracterizan.

Por mucho que intentemos luchar contra este cierre mental, siempre habrá almas incapaces de entender los infinitos matices que forjan un individuo y hacen que sea único, de ahí que haga falta morder la bala y seguir protegiendo la esencia que nos hace brillar.