«El tiempo es una de las pocas cosas importantes que nos quedan»… Salvador Dalí

Mi reflexión sobre el paso del tiempo surge observando el famoso  cuadro “La persistencia de la memoria” que  parece nació de un dolor de cabeza, un queso francés, una noche perdida de Salvador Dalí con sus amigos.

Concretamente es una parte inacabada de su lugar favorito, Port Lligat,  que se ha convertido en el teatro de una representación surrealista a veces inquietante.

Por ejemplo, algunos dicen que este cuadro represente el flujo inexorable del tiempo, deformado por el sueño; en la visión subjetiva de cada uno de nosotros, asume características diferentes, en equilibrio entre el estado de ánimo actual y pasado.

Otros, siempre teniendo como punto focal la inexorabilidad, afirman que el tiempo se pega al hombre, regalándole experiencia, pero también sufrimientos.

Lo que siempre me ha gustado de este cuadro es el uso que Dalí ha hecho de los colores: encendidos, reales, pinceladas ligeras y delicadas, casi todo llevan a flotar en otra dimensión.

Tal vez la clave está en esto, llevar lo real a otro lugar, conceptos concretos vistos en un mundo abstracto. ¡GENIAL!

Quisiera ser un duende para entrar en el cuadro, pedirle al ojo licuado durmiente que se despertase y me explicase el significado de su sueño.

Luego trataría tocar los relojes para probar su inconsistencia y luego daría una vuelta hasta ese acantilado en el fondo, tragado por un mar muy tranquilo y límpido.

Me sentaría y miraría el horizonte oculto hasta el infinito, esperando algún barquero por mundos lejanos, perdiéndome en el tiempo y en el espacio.

Siempre pensamos que el tiempo pase más rápido a medida que cumplimos años. En realidad nuestra percepción del tiempo cambia continuamente, sobre todo según las actividades que realizamos, nuestra edad e incluso cuánto tiempo dedicamos exclusivamente al descanso.

Y…si el tiempo se detuviera sólo para mí?

Invertiría más tiempo en mis aficiones, viajaría por el mundo pero haría exactamente lo mismo que estoy haciendo hoy, realizar a toda costa mis sueños.

Gestionar el tiempo no es fundamental, hay que vivir la vida porque ciertos momentos no volverán.

“Doy todas mis posesiones por un momento más de tiempo”,exclamó la reina de Inglaterra Isabel I unos momentos antes de morir.

El tiempo  la cosa más valiosa que una persona pueda gastar  es limitado.

¡No  lo malgaste viviendo la vida de otro!

¡Vive tu propia vida! Todo lo demás es secundario.

Simona Acanfora VB/L