Frida Kahlo fue una pintora mexicana del principio de los noventa. No tuvo una vida fácil: a los dieciocho años un accidente en un tranvía  le implicó la ruptura de la columna vertebral, fracturas en la pierna derecha, ruptura de pié  y también de pelvis; fue traicionada muchas veces por su marido, el pintor de murales Diego Rivera, que ella amaba tanto; enfrentó tres abortos y mucho más…

Todo eso afectó no solamente a su vida, sino también a su pintura: de hecho su obra será contenedor de todo su dolor, tanto físico como emocional, derivado de sus graves problemas de salud y de su tormentosa vida al lado de Diego Rivera. Aquí nos apoya lo que afirma Sigmund Freud: es importante interrogar al arte para entender lo que nos comunica sobre el artista, su tiempo, su vida. Es lo que se llama “catarsis”, o sea la capacidad del autor de transformar su caos interno, su dolor psíquico, sus traumas en manifestaciones artísticas. La obra de nuestra Frida Kahlo es interesante no solamente en el plano artístico, sino en lo psicológico: es grandioso y genial como esa mujer haya podido transformar en arte la representación de su cuerpo traumatizado y herido y, entonces, convertir el dolor en belleza.

Algunas de las obras con las que expresa su sufrimiento causado por la traición de su marido son Unos cuantos piquetitos y Autorretrato con collar de espinas.

Las infidelidades de Diego Rivera hicieron sufrir muchísimo a Frida, sobre todo cuando él decidió tomar a la hermana de su mujer por su amante. En el mismo período Frida fue impactada por una noticia sobre un feminicidio: un hombre había asesinado a su mujer a puñaladas y cuando fue atrapado por las autoridades declaró: “Solo le di unos cuantos piqueticos”. Frida representó este crimen cometido por este hombre como alegoría de su sufrimiento emocional, entonces como imagen de su muerte espiritual.

Su experiencia amorosa está representada también en la obra “Autorretrato con collar de espinas”, una de mis favoritas, en la que utiliza símbolos naturales y combina valores cristianos e indígenas. El collar de espinas, cual corona de Cristo, representa el estrangulamiento y las heridas producidas por la traición de Rivera.

Hay también obras maravillosas como “La columna rota”, “Frida y la cesárea” y “Sin esperanza” en las que expresa el dolor causado respectivamente por el accidente que tuvo en 1925, sus abortos y sus problemas de alimentación. En esta última obra, la muerte está representada como algo dulce frente a esta tortura alimentaria.

Hablando de esta última obra, es importante decir que representa el dolor por las enfermedades relacionadas al  problema de la alimentación. Muchísimos jóvenes sufren por este tipo de trastorno que es una enfermedad real. Todo comienza por nuestro cerebro, nuestra voluntad de ser diferente, mejor, de tener un físico impresionante y por estas razones tenemos la preocupación por el peso y por la comida como una alternativa al control compensatorio de los sentimientos y  emociones de frustración y de experiencias dolorosas e intolerables. Los jóvenes que sufren por esta enfermedad, tienen que ser ayudados y empujados a enfrentar este problema, para vivir mejor y en paz consigo mismos y para amarse también con sus propios defectos.

Frida, no obstante sus problemas, nos enseña a no rendirnos nunca, a ser optimistas y a no dejarnos vencer por nuestros problemas, en 1954 realiza su última obra antes de morir Viva la vida, pintado después que le amputaron su pierna: una verdadera celebración de la vida.

Para  finalizar no dejemos de recordar el famoso aforismo con el que Frida ha salido a ser un icono de todos los tiempos: “Pies, ¿para que los quiero si tengo alas para volar?”.